¿Qué es el alcoholismo?

circuito_de_recompensa_3_animadoEl alcoholismo es una enfermedad que destruye al enfermo y a su entorno familiar, laboral y social. El paciente alcohólico padece trastornos físicos a nivel de su aparato digestivo, en el esófago, el estómago y en el hígado principalmente (cirrosis) y otros órganos relacionados.
A nivel del sistema nervioso central y periférico, los trastornos y lesiones darían para varios libros, aunque los efectos más notorios son probablemente los que se producen a nivel psicológico, aquellos que degradan absolutamente la vida personal, familiar, laboral y social del enfermo.
La ayuda más revolucionaria que existe en la actualidad para el tratamiento del alcoholismo viene dada por el láser clínico, un gran número de pacientes tratados con éxito así lo demuestra.
Estos sujetos han podido dejar de beber, recuperando así su bienestar, tranquilidad y autoestima.

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Mecanismo de adicción al alcohol

El proceso del alcoholismo se parece bastante al de otras adicciones, se basa en la misma hipótesis opiácea.
Es conocida la activación de opiodes endógenos en el alcoholismo y se ha demostrado la interacción sobre determinados los neuroreceptores como los de la dopamina de determinadas sustancias que consiguen suplantar a lo opiáceos naturales del propio organismo en adicciones como la del alcohol.

En la ingesta crónica de alcohol, la estimulación artificial de estos neuroreceptores ejerce una acción perversa y dañina especialmente en los circuitos de dopamina, por lo que se activan erróneamente los mecanismos de refuerzo o de recompensa a través del denominado “núcleo accumbens”, un grupo de neuronas del cerebro próximas al hipotálamo donde se piensa que reside el control de reacciones que intervienen en la recompensa, como son la risa, el placer, la adicción y el miedo.

Características del tratamiento con láser:

  • En tan sólo tres sesiones
  • Sin síndrome de abstinencia
  • Inmediato y definitivo

El tratamiento con luz láser permite dejar de beber sin que se presenten los trastornos del tan temido síndrome de abstinencia. El paciente no presentará temblores, ni delirio, ni sensaciones extrañas, ni inseguridad, mareos, cambios de temperatura, olfatorios, accesos de ira, confusión e incluso las convulsiones que presentan los casos más graves, sino todo lo contrario, a medida que pasa el tiempo sin la necesidad de beber, el sujeto se sentirá cada vez más confortable con su situación de sobriedad, y más seguro y consciente de sus actos, recuperando así la autoestima y la confianza en sí mismo.

En nuestros centros, esta terapia requiere de tres sesiones de láser, en los cuales se irán saturando los receptores de neuro-opioides que se concentran en puntos determinados de la cara. Conviene que se realicen en un mismo día con intervalo de tres horas entre una y otra aplicación.
El tratamiento láser permite al paciente dejar la bebida en forma inmediata, ya que se pierde el deseo compulsivo de consumir alcohol y calma la ansiedad ante una nueva situación en la que no se bebe más. Puedes comprobarlo con un especialista en una de nuestras clínicas.

Esta clama se debe a que los receptores de la dopamina se van saturando de nuevo con los neurotransmisores naturales que produce el propio organismo, liberándolo del engaño químico al que se veía sometido por el alcohol, y el mecanismo de recompensa natural, mucho más satisfactorio y duradero, vuelve a recuperar su ciclo original y comenzar a reparar las lesiones producidas por el alcohol en todo el organismo.

Toma de conciencia

Se debe recalcar que el alcoholismo es una adicción y que el alcohólico puede recuperarse cuando logre dejar de beber. Ya no sentirá ningún tipo de abstinencia ni deseo de beber, pero si continua bebiendo se romperá de nuevo el mecanismo endocrino de estímulo-recompensa y volverá a corromper su organismo.
Por eso, en los primeros estadios de la adicción, el paciente debe tener conciencia de que está enfermo y de que ha perdido el control sobre el consumo de alcohol.

El paciente no puede tomar alcohol sólo en ocasiones determinadas, ni poner un límite a la cantidad de bebida, cualquier cantidad mínima que se ingiera será inmediatamente reconocida por su cerebro, que desatará los mecanismos químicos recompensatorios que de nuevo impulsarán al enfermo a ingerir más y más alcohol hasta la pérdida de consciencia, el coma y en los peores casos, la muerte.
Estos mecanismos son difíciles de reconocer ya que incluyen el trastorno de la mente haciendo creer al enfermo que es su propia voluntad la que desea beber, siendo en realidad su pensamiento y su voluntad sometidos verdaderamente al consumo de bebidas alcohólicas.
Al poco tiempo de disminuirse los primero efectos de falsa recompensa, el enfermo comienza a sentirse dominado por la bebida y se siente inseguro si no bebe. Es en estos primeros “escalones” de la adicción donde las posibilidades de éxito son mayores, y es entonces cuando el enfermo debe aprovechar para consultar y aplicarse el tratamiento, sin abandonarse, ya que el deterioro que produce el alcohol es progresivo y puede llegar a ser irreparable.

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