prebioticos

PROBIÓTICOS Y PREBIÓTICOS: MÁS ALLÁ DE ESLÓGANES PUBLICITARIOS II

Ante todo bienvenidos de nuevo a esta sección, en la que intentamos que aprendáis un poquito más sobre cómo cuidar vuestra alimentación y vuestra salud de manera natural.

En esta ocasión continuamos con el tema del post anterior sobre qué son los probióticos y los prebióticos, y yo creo que lo más  importante para comenzar es distinguir uno de otro.

Los mensajes publicitarios sobre las propiedades saludables de algunos productos con probióticos  o prebióticos,no siempre son lo suficientemente precisas.

Diferencias entre probiótico y prebiótico

¿En qué se distingue un probiótico de un prebiótico? Pues son totalmente diferentes, ya que los prebióticos son sustancias nutricionales que ingerimos  y que incrementan omejoran la actividad de los microorganismos probióticos, y de hecho os hemos hablado extensamente en el post anterior.

 Los prebióticos se caracterizan además porque  no son digeribles, es decir, no son absorbidos en el intestino, sin embargo los microorganismos del tubo digestivo sí que los aprovechan, y son capaces de obtener de ellos energía.

En cuanto a los prebióticos muchos de ellos son de origen vegetal, se trata en su mayoría de fibras y oligosacáridos (pequeñas cadenas de diferentes tipos de azúcares) que no podemos asimilar y que encontramos  en los puerros, la achicoria, los espárragos, las alcachofas,  las cebollas, la lechuga, los plátanos… 

Al igual que sucede con algunos probióticos también algunos prebióticos pueden ocasionar gases y sensación de hinchazón. Se trata de fundamentalmente de aquellos que son aprovechados mediante fermentación  por nuestros lactobacilos, y por eso, en las personas tendentes a padecer estos síntomas se recomendaría comenzar por dosis bajas.

A veces los prebióticos se añaden a los alimentos, como sucede por ejemplo con uno de los más conocidos, la inulina, ya que aporta un suave dulzor.

Actualmente se habla además de prebióticos de segunda generación, que son aquellos que aportan más beneficios que el de su efecto positivo sobre la microbiota. Entre estos quisiera destacar los galacto-oligosacáridos (GOS), que naturalmente se encuentran a la leche materna, una de sus peculiaridades es que es de los pocos prebióticos que no son de origen vegetal.

Se ha visto que los GOS incrementan de forma muy importante las poblaciones de bifidobacterias, que mejoran la absorción de minerales como el calcio, y que por si esto fuese poco, favorecen la expresión de moléculas anti-inflamatorias en células intestinales. Todo ello sin que hayan aparecido efectos secundarios y a dosis bajas.

Diferentes prebióticos han mostrado otros efectos beneficiosos, sobre el estreñimiento, el colesterol, incluso en la prevención del cáncer de colon, lo cual es una muestra más de su trascendencia para nuestra salud.

Como vemos tanto los prebióticos como los probióticos pueden encontrarse en los alimentos de manera natural, por ello es conveniente que cuidemos nuestra dieta para cuidar nuestra “flora intestinal”.

Uno de los consejos más sencillos de seguir es el de aumentar el consumo de vegetales,  lo que podemos hacer fácilmente introduciendo la fruta entre horas o consumiendo ensaladas como guarnición. Si quieres saber más sobre alimentación prebiótica te dejo un artículo de la Asociación Americana de Gastroenterología.

Estos vegetales  nos aportarán además un gran número de micronutrientes, fundamentales para afrontar con salud nuestro día a día. Otro consejo importante es el de reducir el consumo de azúcar, ya que ésta favorece el  desequilibrio de la microbiota fomentando el crecimiento de microorganismos potencialmente patógenos, como las temidas cándidas, una afección por desgracia cada vez más frecuente y muy molesta.

Recordemos que el azúcar se encuentra en muchos productos como galletas, barritas, bollería, postres lácteos, chocolates… y por tanto evitarla nos obligará a estar atentos a todos estos productos.

Con ello no pretendo que renunciéis al delicioso sabor dulce, pero sí moderarnos, buscarlo en las sabrosas frutas o recurrir a sustitutos naturales como la estevia, una planta endulzante. Insisto en lo naturales, ya que algunos endulzantes sintéticos se ha visto que dañan a la microbiota, de hecho un tercer consejo sería el de  disminuir la ingesta  aditivos, pues está demostrado que varios de ellos perjudican al ecosistema bacteriano intestinal.

Para lograrlo debemos informarnos adecuadamente sobre lo que  consumimos, sirviéndonos de las etiquetas, que nos alertarán de su presencia. Disminuir los alimentos procesados y  decantarnos por alimentos ecológicos que excluyen el empleo de la mayoría de aditivos, nos servirá también de gran ayuda.

Muchos vegetales contienen fibras prebióticas naturalmente presentes en su composición. Los alimentos fermentados contienen a su vez especies probióticas.

¿En qué te afecta a tu estado de salud?

Para finalizar debemos contemplar brevemente otros factores que alteran nocivamente a la microbiota como son el estrés, algunas patologías y diversos medicamentos.

Sobre el estrés hemos hablado ya en más de una ocasión en estas páginas, por lo que se que sois conscientes de los múltiples problemas de salud que puede conllevar y la importancia de su prevención a través de actividades relajantes o divertidas, como por ejemplo el contacto con la naturaleza.

En cuanto a las enfermedades y fármacos que alteran a la “flora”  se debe valorar la conveniencia del uso de suplementos probióticos y/o prebióticos, ya que la alimentación pueden resultar insuficiente para contrarrestar sus efectos.

Esto no excluye que acompañemos a esos complementos de cambios nutricionales, ya que esto nos permitirá avanzar más rápido y, sobre todo, prolongar en el tiempo su efecto, ayudándonos a mantener a nuestra microbiota  “en forma”.

Ahora ya me despido, esperando que este artículo no os haya resultado interesante y sobre todo que esta información os pueda servir para cuidaros un poco más, cuidando de esta manera vuestra microbiota, y contribuyendo así al fortalecimiento de vuestro sistema inmune, digestivo, y de vuestra salud global, porque como sabéis todo está relacionado.

Un abrazo y hasta la próxima.

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Deva C. Monteserín

Máster Universitario en Salud Natural y Nutrición.

Experta en Alimentación Antiinflamatoria y psiconeuroendocrino-inmunología ( relación del sistema nervioso con el endocrino e inmunitario)



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